Revista Mujer: Cromoterapia, colores que sanan

Aunque no lo notemos, nuestro cuerpo reacciona ante el color. Con los tonos que escogemos al vestirnos y con todo lo que nos rodea. Así lo afirman estudios científicos y así también lo postula la cromoterapia, una técnica que habla de propiedades físicas que tendrían las diferentes tonalidades y que nos podrían ayudar en el alivio de dolencias emocionales y físicas.

por: Macarena Anrique / Fotos: Paula Ziegler

La moda de este otoño-invierno se instala con la vuelta del mostaza, verde y azul, casi como si se tratara de combatir la gama de grises tan clásica del paisaje invernal y ambientes tristes. ‘Combatir’ porque, más allá de lo estético, los colores pueden afectarnos a nivel físico y emocional.

¿Cómo sucede esto? La sicóloga Eve Marie Apfelbeck -académica de la Universidad Católica y experta en test proyectivos como el de Rorschach- menciona como ejemplo los estudios acerca de la luminoterapia, donde se expone a la luz a pacientes con depresión bipolar, con buenos resultados. «Los colores tienen que ver básicamente con las emociones, nos provocan determinadas reacciones fisiológicas», dice la especialista.

El fenómeno -según afirma la terapeuta- está bastante estudiado, principalmente por Max Lüscher, sicoanalista suizo creador del ‘test de los colores’, un mecanismo que permite conocer el estado emocional e, incluso, detectar enfermedades, básicamente, por la reacción que provoca el estímulo color y la elección del paciente.

LUZ Y COLOR

La cromoterapia, que se basa en el efecto de los colores sobre nuestro cuerpo, dataría de tiempos remotos, habiendo relatos que hablan de su presencia en civilizaciones de la Antigüedad, como la egipcia.

Se la emplea para tratar problemas físicos y emocionales, así como armonizar los chakras, centros energéticos descritos por culturas y medicinas orientales, ubicados a lo largo de la columna vertebral y la cabeza. De acuerdo con lo que afirman terapeutas holísticos, a cada chakra le corresponderían un color y ciertas propiedades, pero cuando no están en condiciones óptimas, se les aprecia de un tono y/o tamaño diferente al original, circunstancia en la que surgen diferentes desórdenes, ya sea porque la energía no circula, está bloqueada o se escapa.

La terapia de color se puede aplicar en conjunto con otros tratamientos naturales y médicos convencionales. Funciona proyectando durante algunos minutos luz de color sobre todo el cuerpo o un área específica, por ejemplo, con ampolletas acondicionadas o el empleo de un instrumento móvil llamado bastón cromático, el que permite irradiar localizadamente haciendo pasar la luz por un cuarzo.

En la terapia de color también se practica el consumo de agua expuesta a una luz matizada. Se utilizan gemas de diferentes tonos y otros elementos que reflejan haces de color, como resulta al poner papel celofán de algún tono sobre la persona o envolviendo una lámpara para cambiar la tonalidad de la luz.

La terapia de colores incluso puede trabajar con la mente, especialmente en personas que practican la meditación y para que el paciente se haga partícipe de su tratamiento. Esto funciona imaginando un rayo de luz de color sobre una determinada área del cuerpo, aprovechando que el cerebro no distingue entre el recuerdo o la imaginación y lo que está sucediendo. Por ejemplo, según indica la doctora Marcela Guerra, médico cirujano que practica terapias complementarias holísticas como la cromoterapia, cada vez que imaginamos irradiar nuestro hígado con verde limón (el color que lo equilibra), el sistema nervioso obedece y emite esa vibración sobre el órgano.

La doctora Guerra afirma que «la luz y los colores producen en los seres vivos reacciones químicas y físicas que interactúan con la inteligencia molecular y el estado anímico. Todo organismo vivo emite patrones de onda coherentes que ‘dialogan’ con las ondas que le llegan desde el exterior; es el diálogo constante de la vida y de ella surgen la salud y la enfermedad».

En términos fisiológicos, el efecto del color se explica porque la melanina, el pigmento cutáneo presente en la dermis, transforma la luz matizada en onda de sonido cada vez que el haz llega y penetra en la piel. Se llama efecto fotón-fonón y de esta forma surge una vibración con un dato específico que viaja a través del organismo emitiendo una especie de pulso, algo semejante a las ondas que produce una piedra al caer en el agua.

Según la cromoterapia, cuando uno o más chakras están afectados, aplicar o usar un determinado color justo en la ubicación del centro energético a tratar puede armonizar, ayudando a alcanzar su tono y tamaño originales. Esto puede ser incluso mediante el vestuario. Y es que en el uso curativo de los colores se trabaja haciendo que la persona escoja determinadas tonalidades para su ropa, pues eso entregaría una frecuencia diferente, según explica Miguel Ángel Cárdenas.

Si el agotamiento nos invade, por ejemplo, lo recomendable es vestirse con colores cálidos que recarguen energía, como el rojo o los tonos tierra. Nunca grises o azules, que apaciguan. No hay que olvidar que «el color en el exterior representa el mundo emocional en el mundo interno», asegura Eve Marie Apfelbeck. Entonces, también podemos expresarnos a través de las diferentes tonalidades que escogemos y generar efectos. La sicóloga da el ejemplo de cuando preferimos ropa de matices más alegres o vivos y la gente suele decirnos «qué bien te queda ese color». Al escuchar eso, sin duda, nos sentimos bien.

VIOLETA: Se utiliza en los laboratorios y quirófanos para esterilización y en las comidas envasadas. Entre sus propiedades se cuenta la limpieza física y emocional. Al usar el violeta, el efecto es de paz y tranquilidad. También se le atribuye la acción benéfica en casos de depresión, insomnio y bruxismo.

VERDE: Ayuda a enfrentar enfermedades en general y a armonizar los tejidos. Para prevenir jaquecas se debe encender a diario y por 15 minutos una lámpara con luz verde.

ROJO: Es una tonalidad a la que se le atribuye una vibración muy cálida y energizante, capaz de elevar la temperatura corporal. Se usa también en situaciones de dolores musculares y contracturas.

AZUL: La gama de los azules se describe como ideal para meditar, pues aquieta la mente y relaja. Por lo mismo, se indica para niños hiperactivos (media hora al llegar la noche).

AMARILLO: Se le atribuye la capacidad de armonizar y de ayudar a regenerar el sistema nervioso. El amarillo-dorado estimula la maduración y se aconseja a quienes no tienen facilidad de estudio o padecen déficit atencional.

ANARANJADO: Se señala como un color cálido que armoniza a nivel mental, libera y permite expresar sentimientos. También ayuda en casos de agotamiento y reparación de estructuras óseas.

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